Para toda profesión existe un vocabulario
específico y todo oficio tiene su respectivo argot, ese conjunto de nombres, frases y expresiones, que en
ocasiones te ponen a rascarte la cabeza o te hacen reír. Veamos algunos
ejemplos. En nuestro béisbol es común escuchar al narrador decir que el
bateador está ponchao (tiene tres strikes), que el corredor se barrió (se deslizó) o que el jugador
tiene un average (promedio de bateo)
de tantos puntos.
Entre los especialistas en aviación es normal escuchar que
fulano voló con un motor embanderao
(un motor de hélice apagado), que al tabaco
(el cuerpo de la aeronave) se le salieron varios remaches, y que si el avión se
estrelló hay que encontrar la caja negra
(nunca es negra, sino naranja). Si llevas tu auto a un taller mecánico, seguro
oirás estas frases: Tu motor está esmandaísimo
(muy acelerado); ¡qué va, ese motor está
fumando (quema aceite), tiene las bujías enchumbadas (mojadas de aceite) y la correa e´ tiempo pelá! (se desliza).
No hablemos del
taller de latonería y pintura; sus frases te ponen a temblar: ¡tu carro está muy arrugado (tiene muchas picaduras), y
te va a costar una bola e’ real!
(bastante dinero), o la guinda de la torta: ¡Ese carro quedó como pocillo e` loco! (¡irrecuperable!). En
las grandes corporaciones, los trabajos se encargan a un outsourcing (un contratista externo), los almuerzos quedaron a
cargo del catering (servicios de
alimentación a pedido), o si no, vas al self-service
(comida en auto servicio), se dicta entrenamiento in-company (esto es, dentro de la empresa) y para contactarte, te piden
tu e-mail (¡tu correo electrónico, chico!). Y usted, ¿tiene su frasecita
guardada por allí?
Autor: M. Sc. Jesús Navas Bruzual
Lingüista & Traductor
IUTIRLAExtensión Cumaná
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